Dieron la bienvenida al Mundial. Y empezaron a inundar las portadas y las pantallas, chicas –estupendas, eso sí– cuyo primordial objetivo, según las mentes programadoras, debía ser levantar el ánimo, incentivar al colectivo masculino y, finalmente, convertirse en instrumento de festejo futbolero. ¿Era necesario ese despliegue? ¿No existe otro modo de enardecer al público, ni siquiera el deseo de ganar? "Pretenden aumentar las audiencias, pero, en los JJ.OO. de Sydney, la NBC lo hizo y no le dio los resultados esperados porque abusaron excesivamente", explica Núria Puig, referente de la sociología del deporte en Catalunya. ¿Qué tienen que ver ese tipo de manifestaciones, para unos meramente lúdicas, para otros francamente caducas, con el fútbol? "Por suerte, hoy, desde internet se detectan muchas opiniones en contra", añade. Leer +
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