Tiene una sonrisa sincera, pero que cuesta abrirse, como si no se fiara del que está enfrente hasta que no se lo merezca, como todas las buenas jefas, como mujer que vive en un universo de hombres. Monisha Kaltenborn, tez morena, pelo recogido en una coleta, mirada inquieta, observa al mundo desde la rueda de prensa de la FIA en Malaisia, con Christian Horner, el hombre que ha llevado a Red Bull a ser el mejor equipo, a su derecha, con Ross Brawn, el ingeniero atómico que le dio cinco títulos a Ferrari con Schumacher y uno a Brawn GP para Button, justo por encima... rodeada de lo mejor de la F-1. Ella es la directora de Sauber. La que manda, la que se ocupa del día a día, aunque después Peter Sauber tenga la última palabra con su puro y su pinta de recién salido de dar clase a los 'X Men'. Leer +
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario