El circuito femenino de golf todavía está conmocionado por el abandono de la Nº 1 del mundo, Lorena Ochoa. Secándose las lágrimas, la mexicana argumentó hace unos días: "Quiero vivir y disfrutar de las cosas diarias de la vida, que de seguir jugando no podría". Punto final -al menos por ahora- para esta excepcional jugadora de 28 años que nació y se crió en Guadalajara. A la búsqueda de ungir a la reina sucesora, el LPGA Tour dirige ahora sus miradas a Michelle Wie, la chica hawaiana de 20 años y de sangre surcoreana.
Michelle es un caso singular desde todo punto de vista. Es un producto -si puede llamarse así a una persona- lleno de particularidades. Sobre ella se han depositado grandísimas expectativas desde el momento en que sorprendió con su clasificación a los 10 años de edad para jugar el campeonato amateur de la USGA. A los 16 ya se había convertido en profesional bajo el paraguas protector de dos enormes sponsors: Sony y Nike. Fue inevitable compararla con Tiger Woods, ya que rompió barreras desde muy joven. En 2004, con 14 años, se probó ante los varones del PGA Tour en el Sony Open de Hawaii gracias a una invitación del sponsor principal. No superó el corte clasificatorio por un golpe e insistió luego en otros siete torneos masculinos, con el mismo desenlace. Leer +
jueves, 29 de abril de 2010
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