Es la eterna sonrisa de la lucha leonesa pero cuando sale al centro del corro se acabaron las bromas. Es una excelente deportista que sabe ganar y perder. Tiene cara de niña ingenua y es la absoluta ingenuidad, la casi niña que te cuenta cómo su abuela le insiste, como todas las abuelas, en que tenga cuidado, que no se vaya a hacer daño. Comenzó a luchar este año y ganó la Liga, para envidia sana de quienes están muy cerca de ella y llevan años intentándolo. Ella no se cree nada, sigue siendo la de siempre y reconoce que la ausencia de Tamara en algunos corros le allanó mucho el camino, pero ella ganó siete de los doce corros que se disputaron. Casi nada. Leer +
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