jueves, 31 de diciembre de 2009

La sincro brinda por un 2010 aún más mágico


Alberto Martínez/AS
El termómetro marca diez grados y Gemma Mengual es la última en llegar a la piscina descubierta del CAR de Sant Cugat un sábado de diciembre, época de entreguerras para la sincronizada. Saboreadas las siete medallas logradas en el Mundial de Roma -seis platas, un oro y el premio de mejor equipo-, y con el siguiente gran torneo aún lejano (Europeo de Budapest, agosto de 2010), Anna Tarrés se mide a un reto mayor: renovar el equipo y no perder presencia en los podios.

Poco importa el frío, el viento o la pereza del invierno. Las nadadoras se enfundan el bañador y brindan para AS antes de zambullirse una vez más en su piscina mágica: "¡Nos helamos!", gritan sonriendo, mientras las tres nuevas, Irene Montrucchio, Judith Requena y Eva Djanova, tímidas, de sólo 18 años, las imitan. Ellas son el futuro de un equipo que está en plena transición: un alto en su triunfal camino tras el apogeo romano. A esas tres nadadoras hay que sumarles Clara Basina y Cristina Salvadó, quienes ya nadaron en el Mundial y ya vivieron su primera experiencia en la élite.

El adiós.

La primera gran generación de la natación sincronizada, con Mengual a la cabeza, varía su rol. Serán un espejo para las nuevas. Irina Rodríguez, Raquel Corral y Gisela Morón ya no participan en el día a día del equipo español, aunque Anna Tarrés las llamará cuando lo estime oportuno.

El relevo será progresivo. "Sigo teniendo ilusión por competir. Sobre todo, cuando se acerca la alta competición. Sé que mi carrera está en la recta final, pero aún tengo retos y ganas. Ni yo sé hasta cuando seguiré...", dice Mengual de carrerilla, sin puntos ni comas. Ha respondido tantas veces a la misma pregunta...

No hay secretos en el equipo español. Mengual le allana el camino del éxito a Andrea Fuentes, su sucesora en la prueba de solo y en la capitanía. La exclusividad de Mengual en esta modalidad la convierten en la mejor maestra. Fuentes será la nueva imagen de la sincronizada y Ona Carbonell, de 19 años, su compañera en el dúo. "Ya no soy la pequeña y eso es una alegría. Llegué con 14 años al CAR y ahora soy yo quien transmite esta experiencia. Nos hemos enriquecido con las veteranas. Pero a Andrea y a mí nos gustan los retos", explica Ona.

A primeros de agosto tendrá lugar en Budapest el Europeo, el primer examen de la nueva selección. Rusia sí estará esta vez. "Ahora siempre traen a lo mejor", dice la entrenadora. Y en septiembre, toca el plato gordo: Copa del Mundo en China. "Ojo con las anfitrionas y con Canadá...". Avisa Tarrés, que ahora cuenta con su mayor reto: gestionar bien el futuro sin nuestra Mengual. "Enfocaremos todo de otra manera. Hay chicas muy buenas y ¿por qué no podemos alcanzar el actual nivel o mejorarlo?". Carbonell lanza el órdago.

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