Alejandra S. Inzunza/AS
Marina es como un halcón que acecha al enemigo. Se dedica a vigilar un terreno de juego de 70 metros de largo. Con su vista percibe cada uno de los movimientos del equipo contrario y en cuanto ve clara la estrategia, ataca. Entonces, 15 jugadoras están dispuestas a todo: correr, defender, placar. Da igual, Marina da órdenes y ellas obedecen. Lo único que tienen en mente es ensayar.
No es fútbol ni baloncesto. Es más rudo y más agresivo, pero las 35 mujeres que aspiran a la selección femenina de rugby están dispuestas a todo, incluso a lesionarse el hombro o la rodilla, con tal de ganar y volver a ser campeonas de Europa.
El torneo está cerca. En menos de un mes se enfrentarán contra otros siete grandes europeos, entre los que destacan Alemania, Rusia y Francia y del 28 de abril al 5 de mayo, España buscará demostrar su nivel.
Durante años, la selección femenina de rugby en España ha pasado desapercibida, sin importar sus títulos -dos veces campeonas de Europa-, pero aún así, sus integrantes mantienen el ánimo y la pasión. Están por encima de la selección masculina y rinden mejor que ellos. Ahora en abril se enfrentarán a Italia e Inglaterra en la Copa de Europa con el único objetivo de recuperar el título.
Marina Bravo mide 1.73 metros. Tal vez su altura y sus 73 kilos le facilitaron el movimiento en el campo. A sus 20 años, ya es capitana de la selección y planea llevarla a la victoria en la Copa de Europa.
Pero parece que seguimos en los años 70, cuando las jugadoras lograron por primera vez que el rugby tuviera una categoría femenina. A pesar del tiempo y que existen unos 200 clubes en España, este deporte sigue atrapado en un limbo, sin reconocimiento, ayudas, ni subvenciones. Algunos clubes, incluso sufren para conseguir un entrenador.
Mientras siete equipos masculinos fueron admitidos para los Juegos Olímpicos de 2012 y 2016, los femeninos siguen al pie del cañón. Pero la Selección española sigue adelante. Marina empezó a los 13 años a jugar rugby en Las Lomas (Majadahonda) y desde entonces entrena todos los días más de tres horas en el club que lleva ese mismo nombre. Durante este tiempo se fracturó un hueso de la mano, que le imposibilitaba jugar el Mundial de Sevens, pero a pesar de eso, llegó a Dubai a darlo todo, sin importar las lesiones.
"Es un deporte de contacto y la verdad creo que hay menos lesiones que en otros, aunque son lesiones fuertes en hombros y rodillas. Lo bonito del rugby es que es deporte violento pero también bastante noble".
El deporte del respeto, como muchos le dicen. Sólo el capitán puede hablar al árbitro, nadie protesta, los jugadores siempre hacen pasillo al rival al finalizar el encuentro y el equipo local invita al visitante a un barril de cerveza al final del juego. Además de que hay unanimidad en cada movimiento.
"Todas hacemos de todo. Todo el equipo, ataca todo el equipo defiende. Patear, placar, correr", explica Marina, que sigue paso a paso las 22 reglas del juego.
A su edad, Inés Etxeguibel hacía lo mismo. Pero después de un accidente en motocicleta hace dos años, decidió dejarlo y ahora se dedica a viajar por toda España, de club en club, buscando chicas para la Selección.
"Lo que realmente nos falta es competir. Hay un grupo excelente con muy buenas actitudes, pero seguimos lejos de equipos como Francia e Inglaterra, que tienen más de 12.000 fichas y nosotros apenas 800", explica.
"Estamos estancados desde hace bastante tiempo, unos 14 años. No hemos crecido lo suficiente y si lo hubiéramos hecho tanto a nivel de club como de Federación, tendríamos otros objetivos como tener una España B y el rugby femenino tendría más promoción".
Hace siete años que España no es campeón (sólo lo fue en 1995 y en 2003), sin embargo, confían en el nivel este año para ganar el Campeonato de Europa de XV y obtener medalla. Las jugadoras no ganan nada, a lo sumo, la Federación les da una dieta inferior a 100 euros durante la competición. S in embargo, algunas pierden dinero y tienen que dejar sus trabajos para participar.
"Es un hobby porque no nos pagan por jugar. Yo trabajo ocho horas diarias como profesora de educación infantil y después me dedicó al rugby. Sino sería imposible", señala Isabel Rodríguez, también capitana de la Selección otra de las jugadores.
Isabel cree que España tiene muchas posibilidades de ganar, ya que siempre ha quedado en muy buenas posiciones.
Sin embargo, el trabajo en el rugby más allá del Mundial y la Campeonato de Europa, asegura. El primer paso para dejar de ser un deporte minoritario es que se fomente en los colegios, así tal vez, se podría llegar al nivel de Francia e Inglaterra.
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