La estadounidense Lindsey Vonn cumplió los pronósticos que la señalaban como la gran favorita al triunfo en las pruebas de esquí alpino de los Juegos de Vancouver y ayer se proclamó campeona olímpica de la prueba reina, el descenso.
Lindsey brilló de nuevo, esta vez sobre la pista Franz -de 2.939 metros, con salida a 1.595 metros y un desnivel de 770- que cubrió en un tiempo ganador de un minuto, 44 segundos y 59 centésimas, 56 menos que su compatriota Julia Mancuso, que completó un doblete estadounidense en la primera prueba femenina del deporte rey.
Con una pista en perfectas condiciones, pero muy exigente, como probaron las espectaculares caídas -ninguna, por fortuna, con resultado grave-, en el muro final de entrada a meta de la suiza Dominique Gisin, la italiana Daniela Merighetti o la sueca Anja Paerson, que marcaba tiempo de medalla de plata antes de sufrir un espectacular vuelo.
O la de la rumana Edith Miklos, aún más espectacular -volteando sobre sí misma- y que le hizo más daño, en una zona más alta del recorrido.
La plata se la llevó Mancuso, que asombró con una puesta en escena impresionó con la que pulverizó, mejorándolo en nueve décimas, el crono de la austriaca Elisabeth Goergl (1:45.65), que se marchó llorando de alegría después de hacerse con el bronce, por delante de su compatriota Andrea Fischbacher.
Fuente: Efe.
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