Francisco Martínez/LA RAZÓN
A la derrota de Maria Sharapova en la primera ronda se unió ayer la de otra guapa ex número uno, Ana Ivanovic. La serbia, de 22 años, ya estuvo retirada unos meses por estrés.
No es una buena época para las guapas del circuito de tenis. Si Maria Sharapova se despidió del Abierto de Australia en la primera ronda, ayer fue eliminada otra ex número uno, Ana Ivanovic, finalista en 2008 y que ahora se maneja cerca del puesto 20 de la WTA. «Esto duele», decía la serbia tras caer ante la argentina Dulko (6-7[6/8], 7-5 y 6-4).
No es una buena época para las guapas del circuito de tenis. Si Maria Sharapova se despidió del Abierto de Australia en la primera ronda, ayer fue eliminada otra ex número uno, Ana Ivanovic, finalista en 2008 y que ahora se maneja cerca del puesto 20 de la WTA. «Esto duele», decía la serbia tras caer ante la argentina Dulko (6-7[6/8], 7-5 y 6-4).
Su ránking tan bajo se debe a que se ha pasado varios meses lejos de las pistas por cansancio mental. Después de no ganar un título en 2009 y de caer en primera ronda del Abierto de EE UU, el pasado agosto, aseguró: «Voy a separarme del mundo del tenis por un tiempo. Hace años que no tengo unas vacaciones verdaderas, así que apenas puedo esperar para desconectarme del tenis. Creo que me ayudará a volver al sendero del éxito». Ha regresado, pero no parece recuperada de su colapso. Su nuevo traje amarillo tardó 18 meses en hacerse y sólo dos partidos en desaparecer de Melbourne. Pese a todo, las sensaciones de la serbia no son malas: «Me llevará un tiempo volver, pero creo que estoy golpeando la bola mejor que nunca».
Ivanovic sólo tiene 22 años, pero el circuito femenino devora tenistas. Una y otra vez sucede lo mismo: algunas jugadoras destacan desde jóvenes, siendo casi niñas (Ana ganó en 2008 Roland Garros y se coronó, pero ya llevaba tiempo dando «guerra»). A partir de ahí se convierten en imagen del deporte, en objeto de deseo de decenas de marcas, y después se retiran de forma prematura. No pueden con la presión en cuanto empieza a bajar su rendimiento en las pistas, causado en parte porque se dedican a muchas otras ocupaciones. El fenómeno se ha incrementado en los últimos tiempos por la belleza de las tenistas, aunque el tenis es duro en sí mismo y lo sufren todas. Kim Clijsters, también ex número uno, abandonó el tenis por las lesiones cerca de cumplir 24 años. Volvió el curso pasado, como su compatriota Henin, que colgó la raqueta con 25 y cuando era la reina del tenis. Ahora está de vuelta. El Abierto de Australia está suponiendo el cambio de las guapas por las belgas, que han retomado el tenis con fuerza: Clijsters ya se llevó el último «grande» de 2009, el de Estados Unidos, pocos meses después de su regreso.
Ellas tienen el talento como sustento, y sólo la fuerza de las hermanas Williams parece capaz de frenarlas en Melbourne.
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