jueves, 21 de enero de 2010

Las cuarenta mil campesinas jugonas


Víctor González Carratálá/LEVANTE EMV
Las mujeres de Perú también saben lo que es el fútbol, y no solo de verlo por la televisión, sino de practicarlo, y además apuntan maneras. A más de un aficionado le gustaría que alguna de estas mujeres formase parte de la selección nacional. Y no son pocas. 40.000 mujeres han participado en el - Campeonato Nacional de Fulbito de Mujeres Campesinas Mamachas Conservacionistas, una competicón que cierra el año y cuya final se disputó en el Estadio Nacional de Perú, en Lima.

Esta variante futbolística, a medio camino entre el fútbol y el fútbol sala, se caracteriza principalmente porque las jugadoras van equipadas con la vestimenta típica de su región, luciendo llamativas y originales faldas. A la fase final del campeonato acudieron los equipos de Amazonas, Ayacucho, Arequipa, Cajamarca (que ganó en 2007), Cuzco y Lima. Las campeonas fueron las mamachas de Ayacucho que vencieron en la final al equipo de Arequipa por 1-0.
Del campo a la "cancha"
Pero antes de la gran final del sábado, las cuarenta mil campesinas conservacionistas, pertenecientes a cuatro mil comités de conservación, ya habían disputado más de 600 partidos, en 13 regiones del país, a lo largo de seis meses que dura la competición. Estos comités son organizaciones de agricultoras que trabajan generalmente en el campo en labores de forestación, conservación de suelos, apoyo a la agricultura y el pastoreo. En definitiva, son mujeres del campo que han conseguido una repercusión a nivel nacional e internacional jugando al fulbito, y superando una doble barrera, la de ser mujeres y la trabajar en el campo, un lugar de trabajo donde el tiempo libre no abunda precisamente.
El fútbol permite que un sector de la población peruana, caracterizado, además, por el alto índice de analfabetismo (30%) como es la población rural femenina de Perú, escape de la rutina y de sus obligaciones, y además lo haga de forma saludable, practicando un deporte al aire libre.
Quién sabe si algún día una de ellas dejará de ser una campesina que juega al fútbol y se convierte en una jugadora de fútbol que trabajaba en el campo. Y aunque así no sea, lo que estas mujeres ya han conseguido en Perú bien puede considerarse un éxito.
Apoyo institucional
Además de la voluntad y la ilusión de las jugadoras por llevar adelante esta iniciativa, el apoyo del Gobierno a través de AgroRural, un programa de desarrollo rural adscrito al Ministerio de Agricultura, es una forma de reconocer y valorar el esfuerzo y el trabajo que estas mujeres realizan, tanto en el campo como en la "cancha". De hecho, el apoyo por parte de las autoridades quedó patente en la final del sábado, en la cual para el saque de honor acudieron los ministros Nidia Vílchez (Ministerio de la Mujer), Manuela García (Trabajo) y Adolfo de Córdova (Agricultura).
De esta forma, podemos ser optimistas y pensar que el III Campeonato de Mamachas será todo un éxito, igual que lo ha sido el de 2009. Porqué si de algo podemos estar seguros es que, además del empeño de estas mujeres por cambiar su realidad y adentrarse en el predominantemente masculino mundo del futbol, esta iniciativa debe seguir adelante.
El mérito deportivo se lo llevaron las Mamachas de Ayacucho, pero el más importante es para cada una de las 40.000 mujeres conservacionistas de Perú que saben manejarse tanto en el campo de fútbol, en que se divierten, como en el campo donde trabajan día a día.

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