jueves, 7 de enero de 2010

La triste rutina de una tenista israelí


Óscar Fornet/EL MUNDO
Sahar Peer ha alcanzado, pese a todo, las semifinales del torneo de Auckland, en Nueva Zelanda. Su última victoria, ante la rusa Maria Kirilenko (6-0, 3-6, 6-1), resultó más cómoda de lo esperado. No por la calidad de su rival, intuida apenas en el segundo parcial, sino porque por primera vez esta semana, gracias a que la organización le reservó un hueco en la pista central, lejos de los límites del recinto, pudo trabajar en paz, sin tanto ruido provocado desde hace días por unos cuantos empeñados en responsabilizarla de los crímenes contra el pueblo palestino sólo porque viaja con pasaporte israelí.

La tenista de 22 años, trigésima en la clasificación de la WTA, tiene la lección bien aprendida. "Trato de concentrarme en mi juego, no en pensar si estas personas vienen o no. Si gano el torneo demostraré que las críticas no me distraen y que la política no debe entrar en el deporte", declara, muy comedida, en la sala de prensa. En su Twitter no se muerde tanto la lengua, incluso le pone algo de humor. "Muy tranquilo hoy. Pensaba que no podría jugar bien sin escuchar las protestas, pero lo hice :-)", escribe en su último comentario. "Es el segundo año consecutivo que escucho protestas en mi contra. Gritaban: 'Vete de aquí, Sahar Peer'. Es una vergüenza", publicó dos días antes.
Así pagan algunos hebreos las injusticias de sus dirigentes. Así pagan las consecuencias de la enorme confusión de la gente, incapaz de distinguir entre Israel, sus ciudadanos, y la cuestión sionista. El animador de todo el tinglado organizado en Auckland se llama John Minto. Ya ha sido arrestado junto con otros cinco 'socios' de la organización Global Peace and Justice (Paz y Justicia Global) tras manifestarse por tercer día consecutivo en los alrededores del recinto donde se celebra el torneo.
Entre quienes solicitan a la joven su retirada del evento no suman más de 16 voces, pero la percusión y los megáfonos multiplicaron los decibelios para tortura no sólo de las tenistas sino de los espectadores. El director ejecutivo del torneo, Greig Bramwell, asegura que han recibido varias reclamaciones de aficionados molestos por la situación. "Nosotros actuamos para proteger los derechos de quienes han pagado dinero para ver tenis de calidad", explica. "Si alguien se queja por el ruido, nosotros se lo comunicamos a la policía y esta toma las medidas que cree oportunas".
"¿Qué tiene que ver todo esto con un torneo de tenis en Auckland?", se pregunta John Minto en su blog. "[Nuestra] campaña contra Israel incluye al deporte, así que pedimos a Shahar Peer el sacrificio de renunciar a la competición internacional. Es un sacrificio como el que los palestinos se ven obligados a realizar todos los días al vivir bajo el puño de hierro israelí. ¿Dónde están los tenistas palestinos a quienes les encantaría disfrutar de la oportunidad de aprender y competir internacionalmente?". Joe Carolan, otro de los manifestantes, afirma que están listos para hacerse escuchar de nuevo durante las semifinales que Peer disputará ante la belga Yanina Wickmayer. "Es obvio que somos sólo unos pocos aquí, pero existen miles de neocelandeses que defienden el derecho de los activistas pacíficos a manifestar su opinión". Más del 86% de los votantes en el portal http://www.stuff.co.nz/ consideran injustificada la denuncia de Global Peace and Justice.
Todo esto no supone novedad alguna para los tenistas hebreos. La eliminatoria de Copa Davis entre Suecia e Israel disputada el curso anterior en Malmoe debió celebrarse a puerta cerrada tras los altercados registrados por manifestantes suecos en el exterior del estadio.
Para Peer la situación tampoco es nueva. Poco a poco se ha acostumbrado a vivir con el peso de una nacionalidad que ella no escogió. El año pasado no pudo participar en el torneo de Dubai, en los Emiratos Árabes Unidos, porque le fue denegado el visado. Ni siquiera pudo cruzar la frontera. El evento perdió a algunos de sus patrocinadores tras el incidente, pero dinero no le falta a un acontecimiento promovido por Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, vicepresidente y primer ministro de los EAU. Un año después, en Auckland la tenista vuelve a sufrir un acto de discriminación a pesar de que ya ha dejado bastante clara su postura: "Yo no soy el Gobierno de Israel, yo no represento a sus políticos".

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